Frío.

A veces me gustaría poder decir “qué pare el mundo que me bajo”.
Todo el día en mi cuento de hadas, viviendo mi fantasía, pensando que todo va ir como yo lo creo, pero… no es así.
Estoy cansada de que cada vez que levanto la vista hacia “mi mundo” todo sea tan perfecto y de que, al darme la vuelta, encontrarme tal caos que solo quiera mirar hacia atrás.
Cansada de toda esa gente que cree que puede entrar en la vida de alguien, tomarla, mirarla con falsa dulzura hasta desarmarla y entonces… en secreto, tomar el arma que se refugia en nuestro subconsciente y destrozar el mundo que ha explorado en secreto.
De que en quien confías te lo tire todo por la borda y de que, yo, ingenua y confusa, pueda creer que un sutil no es un sí tímido.
Y no, no puedo seguir con ello. Porque al final lo único que quedaría de mi sería solo un pequeño montoncito más de hojas secas…
resecas y frías.

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